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Educación en contextos de COVID-19: requerimientos mínimos para una educación a distancia

La situación de pandemia por el COVID-19 nos ha puesto en alerta como sociedad y en un movimiento permanente de cambio y adaptación, generando nuevas formas de relacionamiento y convivencia. En este sentido, un factor que toma relevancia es el de la educación. La crisis sanitaria ha llevado a una interrupción abrupta del proceso educativo que se efectúa en un entorno escolar, dentro del aula, y ha planteado un escenario inédito en el sistema educativo: la educación a distancia y el rol ineludible de la familia en la misma.

La educación a distancia es definida como un aprendizaje planificado que ocurre en diferentes lugares donde se realiza la enseñanza utilizando técnicas y métodos a través de medios electrónicos y tecnológicos (National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine, 2018).

En Paraguay, nos enfrentamos entonces a dos grandes desafíos para lograr una educación en este tiempo de pandemia: la accesibilidad a internet y el uso de herramientas tecnológicas, y por el otro, el nivel de acompañamiento real, demandado por la escuela en esta crisis, que las familias pueden tener en este papel de “ayudantes de cátedra”, es decir, lograr la continuidad de la formación de los y las estudiantes matriculados confinados en sus hogares. En este artículo nos enfocaremos en el primer desafío.

Según datos del Ministerio de Educación y Ciencias (2019), alrededor de 1.480.000 niñas, niños y adolescentes se encuentran matriculados: 78% en el sector oficial, 12% en el sector privado subvencionado y 10% en el sector privado.

Con el cierre de las instituciones educativas se apela a otras estrategias de enseñanza, las plataformas de educación a distancia, las cuales podrían ser útiles siempre y cuando sean concebidas desde la construcción colectiva de una estrategia educativa con fines y propósitos claros, así como también cuando estas herramientas sean efectivamente socializadas para su uso e incorporadas a la práctica cotidiana de educadores y estudiantes.

El acceso a las plataformas educativas, requiere en primer lugar la posibilidad de tener una conexión a internet. Según datos de la Encuesta Permanente de Hogares-EPH (2017), de la población de 5 a 17 años en edad escolar, el 87% no posee conexión a internet en su hogar, siendo la disponibilidad de conexión una primera barrera para el acceso. Si consideramos la condición de pobreza en la que se encuentra ésta población, la limitación es aún más ya que el 100% de la población en edad escolar que se encuentra en pobreza extrema y el 99% que se encuentra en pobreza no extrema no cuenta con acceso a internet. Con este primer elemento, el acceso a la educación a distancia es inequitativa, siendo doblemente discriminatoria para aquella población que se encuentra en una situación de mayor vulnerabilidad.

La plataforma educativa espera dar respuestas pedagógicas para aquellos alumnos matriculados en el sector oficial y en el privado subvencionado, donde la conexión a internet es sus hogares es también limitada, el 92% de los alumnos matriculados en instituciones del nivel oficial y el 76% de los alumnos matriculados en el sector privado subvencionado no cuentan con conexión a internet en sus hogares.

Por otra parte, si se considera el uso de internet, siguiendo con los datos de la EPH (2017), el 85% de la población en edad escolar (10 a 17 años) utilizó internet en los últimos 3 meses, en donde el 53% lo hizo para educación o capacitación. La autorregulación del aprendizaje será crucial frente a esta situación educativa, donde quizás será necesario romper con una barrera cultural donde la enseñanza estaba dada desde un contacto cercano del docente con el alumno, apuntando a un mayor empoderamiento del estudiante que deberá apelar a un conjunto de estrategias, habilidades y hábitos para intervenir de manera deliberada y eficazmente en sus procesos de aprendizaje. 

Las autoridades educativas, en su momento, también plantearon el uso de celulares para el acceso a la plataforma y si bien el 93% de la población en edad escolar (10 a 17 años) utiliza internet a través de este medio, no se puede garantizar su uso para fines educativos. También la limitación se observa cuando se analiza por edades, donde el uso de internet a través del celular, que no implica haya sido para fines educativos es mayor en la población a partir de los 14 años.

El uso de una computadora también facilita el proceso de aprendizaje a distancia. Sin embargo, tan solo el 20% de la población en edad escolar cuenta con una computadora en el hogar. Esto evidencia una limitada disponibilidad, y, para quienes la tienen, un uso probablemente compartido entre los familiares. Así también, es de conocimiento que el uso de espacios diferentes a la sala de clase ha sido relativamente bajo en las instituciones educativas, lo que evidencia el poco conocimiento por parte de los alumnos. 

“… De igual manera, un porcentaje muy bajo (2%) de los estudiantes que tienen acceso a computadoras e internet en relativamente buen estado en sus instituciones utilizan estos recursos como parte del trabajo en clase requerido por sus docentes; recursos como el reproductor de discos de audio o video, radio y televisión tampoco son empleados en la clase de lectura, matemática o ciencias. Es decir, la mayoría de los docentes que podrían utilizar estos recursos disponibles en la institución no los aprovechan como parte de sus actividades de clases” (MEC, 2018, p. 120).

Otras herramientas, como la radio o la televisión, son medios que se están analizando para facilitar el proceso de aprendizaje y si bien, la población en edad escolar cuenta en mayor medida con ellos, la familia deberá generar las condiciones mínimas para ello, desde un lugar tranquilo y bien iluminado, con los materiales necesarios, hasta un acompañamiento en las actividades.

De acuerdo a lo observado, si no se logra dar una respuesta acorde a la situación de nuestro país, en esta crisis, probablemente ampliemos la brecha educativa existente entre los alumnos, donde se verán mayormente afectados aquellos donde el acceso a herramientas digitales es limitado y en aquella población donde la situación económica es alarmante.

La conectividad y el uso de herramientas digitales, sin lugar a dudas será crucial en esta mirada de una educación a distancia, donde la democratización del acceso debe ser garantizada, sin distinción alguna, sobre todo en zonas rurales donde el acceso es nulo u obsoleto.  Que la acción transitoria basada en una plataforma digital para paliar la suspensión de actividades presenciales en las escuelas no profundice las brechas sociales.

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Artículo elaborado por Andrea M. Wehrle Martínez para el Observatorio Educativo Ciudadano.

Abril, 2020.

Fuente consultada

Ministerio de Educación y Ciencias. (2018). Educación en Paraguay. Hallazgos de la experiencia en PISA para el Desarrollo. Asunción.

National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine (2018). How People Learn II: Learners, Contexts, and Cultures. Washington, DC.