En la primera parte de esta revisión del pasado de las estrategias y las políticas de alfabetización en el Paraguay, vamos a hacer referencia a los problemas de concepto y método para abordar la temática. Como se trata de un campo de estudios relativamente nuevo en el país, estos señalamientos permitirán también determinar los alcances de nuestra exposición, y los desafíos de la investigación.
La delimitación del concepto
Comencemos por el concepto de alfabetización, ya que se trata de un término aparecido recién a fines del siglo XIX (Braslavsky, 2008: 36). El concepto en sí mismo es problemático: no existe un consenso sobre lo que se considera alfabetización. La misma Braslavsky, citando el Diccionario de Alfabetización de la Asociación Internacional de Lectura, menciona que existen 38 “tipos de alfabetización” por lo cual una definición única parece imposible (Braslavsky, 2002). La autora analiza de manera crítica el concepto de alfabetización entendida como: “práctica elemental de la lectura y la escritura adquirida por las grandes mayorías”, que se basa en ideas modernas sobre la alfabetización, la escuela y la educación formal que provienen –como se mencionó— de fines del siglo XIX. (Braslavsky, 2008).
Por otra parte, Harvey Graff (Graff, 1989: 7) señala que la alfabetización es un proceso de desarrollo de niveles básicos de lectura y escritura, que tiene una finalidad comunicativa y sirve para descifrar y reproducir materiales escritos o impresos. Para Graff, “la alfabetización en abstracto carece de sentido”: la visión de una alfabetización sin relaciones con las condiciones sociales, culturales, económicas y políticas de las sociedades a lo largo del tiempo es problemática.
Siguiendo a Graff, señalemos que ideas como que la alfabetización está unida estrechamente a la escuela, que se opone a la oralidad, que está vinculada invariablemente al desarrollo de la abstracción y que sirve para el desarrollo social, no necesariamente son respaldadas por el saber sobre los distintos modelos de alfabetización del pasado. El abuso de estas ideas, sin sentido crítico y al margen de la evidencia que proporcionan los estudios históricos, conduce al mito de la alfabetización.
Martyn Lyons (2012), por su parte, incorpora al análisis de la alfabetización conceptos como los de “capital cultural”, de Pierre Bordieu y “comunidades interpretativas”, de Stanley Fish, con lo cual hace aún más complejo el estudio de la alfabetización.
Las relaciones entre la historia de la alfabetización y otros campos
La historia de la alfabetización se relaciona con campos como la historia de la educación, la historia de la escuela, la historia del libro y la historia cultural. Además, incorpora los saberes de campos de estudio como la antropología y la lingüística, lo que entre otras cosas, permite concebir la relación entre escritura y oralidad como una relación también histórica, que no es necesariamente de oposición sino también de complementariedad. Otros vínculos importantes de la historia de la alfabetización lo son con la historia social, la historia económica e incluso con la historia de las mentalidades y la historia de la religión.
Las relaciones con otros campos dan cuenta de la riqueza y complejidad del estudio de la alfabetización: desde las condiciones sociales, económicas, culturales y políticas de quien produce y quien lee; pasando por el soporte de la lectura, su circulación y su distribución, todo favorece una mejor comprensión de la historia (o más propiamente, de las historias) de la alfabetización.
Métodos y fuentes
Para abordar el problema de la alfabetización es necesario recurrir al método comparativo. La comparación proporciona los elementos fundamentales para construir un concepto que sea utilizable en diversos contextos y, obviamente, para establecer semejanzas y diferencias entre modelos de alfabetización en el transcurso del tiempo.
La crítica no positivista de la evidencia, sobre todo de la documental (aunque no exclusivamente, ya que la escritura también aparece en elementos precursores de la alfabetización como piedras y tablillas), también es necesaria para el análisis de las fuentes disponibles para el estudio de la alfabetización. La lectura y la escritura son mediaciones no naturales entre quien produce un texto y quien lo lee, y tanto la producción como la recepción están condicionadas por la interpretación que ambos realizan respecto del texto. La reconstrucción de estos contextos interpretativos también es parte de la historia de la alfabetización.
En cuanto a las fuentes, Graff menciona varias: censos, testamentos, escrituras, inventarios de libros, declaraciones, registros matrimoniales, exámenes catequísticos, hojas de alistamiento del ejército, antecedentes penales, documentos mercantiles y comerciales, solicitudes, datos diversos.
En el caso del Paraguay, son importantes también los informes y memorias de docentes y autoridades e instituciones, desde la época del Paraguay provincial hasta el Paraguay contemporáneo; así como las planas u hojas de tareas de los alumnos de las escuelas de primeras letras que se encuentran en el Archivo Nacional y que datan de la época de los López. Los libros escolares nos proporcionan información acerca de los métodos utilizados a través del tiempo para el desarrollo de la lectoescritura.
Un problema para la investigación en el país es la dispersión de las fuentes y la no existencia de un catálogo o registro de tales fuentes: el Ministerio de Educación y Ciencias no cuenta con un archivo histórico. Por su parte, el Archivo Nacional inició recientemente la digitalización y la catalogación de la sección de Instrucción Pública, que cuenta con casi 1000 carpetas, de unas 500 hojas cada una de ellas, con documentación esencial sobre la educación entre 1870 y 1946: además, ya está en línea la documentación de la Sección Historia y se puede acceder también a documentos relativos a la educación y la alfabetización en las secciones de Nueva Encuadernación y Carpetas Sueltas.
Otras fuentes son los testimonios de viajeros al Paraguay desde el periodo provincial. Naturalistas, comerciantes, militares, diplomáticos, dejan grabadas sus impresiones o reproducen datos sobre la educación en informes, libros y artículos. Los periódicos (independientemente de su frecuencia de aparición) reproducen a lo largo del tiempo las condiciones y los debates sobre la alfabetización, son también una fuente importante de información.
En la próxima entrega revisaremos el estado de los estudios sobre alfabetización en el Paraguay y, a partir de este abordaje realizaremos un intento de comprensión del pasado de este importante aspecto de la historia del país.
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Elaborado por David Velázquez Seiferheld para el Observatorio Educativo Ciudadano (2020).
Notas bibliográficas
Para estas primeras líneas introductorias recurrimos a los estudios ya clásicos sobre este tema de Roger Chartier, El orden de los libros. Lectores, autores, bibliotecas en Europa entre los siglos XIV y XVIII (Gedisa, 1996); y, fundamentalmente, a su Historia de la Lectura en el mundo occidental, que es una compilación de artículos de especialistas en el campo, que Chartier dirigió junto a Guglielmo Cavallo (Taurus, 2004). Más recientemente, Martyn Lyons recoge nuevos hallazgos y enfoques en Historia de la lectura y la escritura en el mundo occidental (Editoras del Calderón, 2012).
Por otra parte, Berta Braslavsky presenta una síntesis histórica sobre la lectura, la escritura y la escuela, en el artículo ¿Qué se entiende por alfabetización?, publicado en la revista Lectura y Vida (2002); y en el libro Enseñar a entender lo que se lee. La alfabetización en la familia y en la escuela (Fondo de Cultura Económica, 2008). Dos artículos complementan el apoyo de estas notas metodológicas: El legado de la alfabetización: constantes y contradicciones en la sociedad y la cultura occidentales, de Harvey J. Graff, publicado en el No. 288 de la revista de educación Estudios (1989); y Del analfabetismo a la alfabetización. Análisis de una mutación antropológica e historiográfica, de Antonio Viñao Frago (1984).
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