Desde una mirada filosófica, el Estado tiene entre la más elevada de sus aspiraciones el bienestar del ciudadano. Para que ese bienestar sea posible es imprescindible la articulación de políticas públicas que trasciendan a los gobiernos. Entre esas políticas públicas la educación es una de sus urgencias y prioridades. Obviamente no radica en ella la solución de todos los problemas, pero su ausencia o mala calidad es el origen de muchos vicios estructurales dentro de una sociedad.
Uno de los efectos más perniciosos de la ignorancia es la pobreza. Lo que convierte a ese sector de la población en víctima de políticos inescrupulosos en épocas electorales. Manipulado en su pobreza y en su ignorancia.
Alguien dijo muy atinadamente alguna vez: si todo fracasa en un país, pero la educación sigue funcionando, siempre habrá esperanza. La sociedad que pretendemos puede ser posible aunque temporalmente los otros ejes que garanticen el crecimiento económico equitativo, con justicia social, no tengan andamiaje. En otras palabras, mientras el núcleo vital –la educación– permanece latente, también permanecerá latente la esperanza por una vida de mayor calidad para todos.
Leer más aquí.
Observatorio Educativo Ciudadano no se hace responsable por los comentarios generados o publicados por lectores.
- Los usuarios que utilicen datos falsos en los registros de Observatorio Educativo Ciudadano serán bloqueados.
- Se anularán las cuentas de personas que utilizan este sitio para ofender, insultar, agraviar o publicar groserías. Los comentarios considerados inapropiados serán borrados.
- Los usuarios con más de tres reportes de abuso serán dados de baja.