Con una estructura de madera totalmente deteriorada, la institución alberga a los pequeños con ganas de estudiar. Existe riesgo de derrumbe y los padres dicen al MEC que atienda la necesidad.
En medio de precariedades e inminente peligro de derrumbe de sus aulas, los alumnos y docentes de la escuela básica Primero de Noviembre de la ciudad de Caaguazú iniciaron otro año lectivo.
Más de 200 niños, que pertenecen a familias de escasos recursos económicos, dan clases en un pabellón de estructura de madera totalmente deteriorada. Los padres temen por la integridad de sus hijos, pero el deseo de aprender es más grande.
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